El siglo de los colores y lo inocente ya terminaron.Hace tiempo dejé de ver Barney y no planeo retomarlo.Falta menos de un año para ingresar a la universidad y seguía conservando aquello que era sagrado para mi en mi epoca de chiquititud.Mis juguetes. Esos de colores brillantes y que cuando salían comerciales en la tv te emocionabas, y juntabas centavo por centavo para poder comprarlo.Tuve muchos juguetes y mini sets de cocina, comedor, sala y hasta un castillo de dos pisos.Hace un buen tiempo decidí guardarlos, porque como expliqué anteriormente, mi originalidad y mis ganas de jugar desaparecieron.Ya era hora de dar un paso al costado.Y fue así que aprovechando mis vacaciones decidí sacar las cajas amontonadas de polvo y telarañas.Había de todo, desde tacitas hasta mochilas que no usaba (no voy a llevar mi mochila de rueditas con la cara de barbie a la secundaria no?) y aprovechando que mi vecinita de 7 años esta siendo todo un suceso en mi casa, decidí regalarle parte de mi infancia.Bolsos, mochilas, sets de juguetes y hasta mis antiguos cuadernos pasaron a ser su propiedad.Jhon Lassetter no se equivocó al plantear una historia tan buena como en toy story y para los que crecimos viendo la pelicula nos hizo derramar unas cuantas lagrimas al ver el final.Esos son tipos de historias con las cuales te sientes o presientes que tus hijos también la vivirán para contarla.Estoy feliz de haber dado mis juguetes a esta pequeñita.Yo quise crecer.Ya era hora de dar este paso.Entonces sigamos creciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario